¿Cómo levantarse cuando se ha caído?
Aunque no me refiero al hecho físico de resbalar y caer, quizás cuando sintamos la monotonía del trabajo, el agobio de la prisa del mundo moderno y perdamos el rumbo de nuestras vidas, quizás, solo entonces quizás, debamos recorrer los mismo pasos como cuando tropezamos y caemos en la calle, para levantarnos y seguir adelante en la vida. Así que:
Quizás tengamos que darnos un tiempo para llorar, (toda caída duele) para desahogarnos, para sentir y expresar el dolor que nos causa el estar atorados, lastimados, un poco vencidos.
Quizás no debamos estar solos (aunque muchas veces no sabemos si nos duele más el haber caído o el sonrojo que sentimos al sentirnos observados en la caida); permitamos que el prójimo nos ayude a levantarnos, aceptemos la ayuda, el apoyo y hasta el consuelo de quienes están a nuestro lado.
Quizás debamos sobarnos (las raspaduras de una caída sí que duelen...jejeje); un poco de consentirnos nos hará bien, una salida a comer, un helado, un cambio de rutina, una sesión de spa... en fin, lo que sea para mitigar el dolor, cargarnos de valentía y continuar.
Quizás, un poco más calmados, debamos reflexionar; mirar atrás y detectar qué fue lo que nos hizo caer y tomar las precauciones del caso; debemos aprender para no tropezar de nuevo, con la misma piedra.
P.D. Justo ahora, tengo que ponerlo en práctica... Deséenme suerte!
Aunque no me refiero al hecho físico de resbalar y caer, quizás cuando sintamos la monotonía del trabajo, el agobio de la prisa del mundo moderno y perdamos el rumbo de nuestras vidas, quizás, solo entonces quizás, debamos recorrer los mismo pasos como cuando tropezamos y caemos en la calle, para levantarnos y seguir adelante en la vida. Así que:
Quizás tengamos que darnos un tiempo para llorar, (toda caída duele) para desahogarnos, para sentir y expresar el dolor que nos causa el estar atorados, lastimados, un poco vencidos.
Quizás no debamos estar solos (aunque muchas veces no sabemos si nos duele más el haber caído o el sonrojo que sentimos al sentirnos observados en la caida); permitamos que el prójimo nos ayude a levantarnos, aceptemos la ayuda, el apoyo y hasta el consuelo de quienes están a nuestro lado.
Quizás debamos sobarnos (las raspaduras de una caída sí que duelen...jejeje); un poco de consentirnos nos hará bien, una salida a comer, un helado, un cambio de rutina, una sesión de spa... en fin, lo que sea para mitigar el dolor, cargarnos de valentía y continuar.
Quizás, un poco más calmados, debamos reflexionar; mirar atrás y detectar qué fue lo que nos hizo caer y tomar las precauciones del caso; debemos aprender para no tropezar de nuevo, con la misma piedra.
P.D. Justo ahora, tengo que ponerlo en práctica... Deséenme suerte!
Texto: Dario